“El cine es el único arte profano” D’Yvoire
En este contexto actual, donde el cine forma una parte importante en la cotidianidad social y a unos días de que inicie en nuestra ciudad la onceava edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, en la cual se muestran filmes de diversas nacionalidades, géneros y temáticas nos parece pertinende reflexionar desde otra perspectiva, no mediatica función que tiene o debe tener la cinematografía.
Cuando hablamos de cine, por
lo general, lo tenemos en un concepto meramente de entretenimiento y no
vemos el potencial que tiene como medio de comunicación y todas las
posibilidades que nos presenta como proyecto artístico.
El invento del cinematógrafo
en el siglo XIX, trajo consigo una nueva visión cultural; ya que al mismo
tiempo que mostraba imágenes cotidianas de personas, entretenía al público con
la novedad de la imagen en movimiento. Actualmente y después de una verdadera
evolución en ideas y tecnología nos muestra una forma de percibir y entender la
realidad, transmitiendo cultura y nuevas ideologías; como lo señala Pierre
Sortin “ya que constituye un conjunto social de producción cultural en donde la
competencia se admite debido a la formación social, (…)”
La principal arma del cine es
su lenguaje construido por su historia narrativa, que puede ser real
(anecdótica), novelada, histórica o ficticia. El lenguaje audiovisual se
presenta como una articulación artificiosa de imágenes y sonidos basada en la
convención cuyas unidades significativas mínimas no tienen significado
totalmente estable y universal.
María de los Ángeles Martínez García, en su
estudio “El cine como medio de comunicación intercultural”, señala que tras un
primer proceso de aprendizaje, el espectador decodifica el mensaje, acepta que
la cámara es él mismo convertido en observador mágico que se coloca en cada
momento en el punto de vista más interesante,
basándose en la naturalidad y la convención para entrar en ese nuevo
mundo que se propone desde la pantalla. Quizá este proceso sea en primera
instancia inconsciente, pero seguramente llegará al consciente en cuanto la
audiencia inicie el proceso de análisis y selección de los contenidos.
Por lo anterior podemos afirmar
que la imagen reproduce lo real, en un segundo plano y eventualmente afecta
nuestros sentimientos, y en un tercer nivel y siempre de manera facultativa,
toma un significado ideológico y moral.
Ver al cine desde esta
perspectiva nos da la alternativa de utilizar toda las ventajas que nos da para
transmitir ideas y pensamientos propios del creador para convertirlos en
verídicos a los ojos del público a quien va dirigido. Aprovechando este
análisis nos damos cuenta, que es el medio perfecto no sólo de entretenimiento
mediático, si no de crítica hacia los aspectos sociales en los que se
desenvuelve.
La paradoja radica en sí el
cine y sus contenidos deben ser criticados, o el proceso creativo es la crítica
en sí. Lo que dependerá de los temas en los que se basa el argumento y de la
intención del autor.
Héctor J. Freire señala que es
conveniente hablar de los cineastas no sólo como artistas, sino también como
historiadores o políticos, ya que el filme consiste en dar al espectador la
sensación de ser testigo ocular de los acontecimientos, aunque pudiera ser
también un peligro ya que dicha sensación no deja de ser ilusoria.
Texto: Tadiana Rangel
Ilustraciones: Sheila Calderon Stamatio
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